BARBATE

FLOTA PESQUERA

En Barbate hay en la actualidad 32 traíñas –de distintos materiales y tamaños–, 25 botes de artes menores –y un sinnúmero de botes “deportivos” pero que usan artes profesionales a pesar de estar prohibido–, y tres bacas. La reducción de la flota local ha sido muy sensible en las tres últimas décadas.

Antiguos pesqueros

Antiguos pesqueros.

Pesqueros de cerco

Pesqueros de cerco.

Pesquero saliendo del puerto

Pesquero saliendo del puerto.

Detalle de pesquero de artes menores

Detalle de pesquero de artes menores.

Pesqueros de artes menores

Pesqueros de artes menores.

Barcos de almadraba

Barcos de almadraba. La sacada, puesto del capitán, es la de mayor porte, con seis o siete palos que se usan en las distintas faenas de cabos durante la levantá.

Barcos de almadraba

Barcos de almadraba, el falucho a motor es utilizado para trasladar al personal en los días de pesca y todos los enseres durante el montaje y leva del arte.

Barcos de almadraba

Salvo el falucho a motor el resto de embarcaciones de almadraba son movidas mediante cabos.

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Sin duda es la flota de traíñas para la pesca de cerco y jareta la que mejor representa la actividad pesquera de Barbate a lo largo de su historia. Este barco ha tenido distintos diseños a lo largo del último siglo, en función de las estrategias de pesca, la orientación de la producción y los medios técnicos disponibles. Las primeras décadas del siglo XX eran faluchos a motor con una amplia cubierta donde el puente apenas acogía al patrón, en la parte delantera. El perfil de este barco se caracterizaba por una proa muy recta y una popa baja y en abanico, para facilitar las maniobras con el arte. En los años cincuenta y sesenta se fijó un tipo de embarcación de madera, caracterizado por su amplio espacio en bodega (“bancá”) –para favorecer al almacenamiento de las cajas de pescado, tratadas con sal o hielo- y con un puente en la zona central. Sobre la cubierta, los dispositivos para operar la faena se sitúan a babor: el virador para halar la jareta –que queda recogida en el carrete gracias a las pastecas del puntal-; y la pluma o halador (yoyó), que hoy es una grúa ubicada en la popa, para cobrar (recoger) el arte. A estribor se sitúa la parrilla, una estructura metálica para estibar las cajas. Con la modernización de la flota, en los años noventa, la proa se adelanta perdiendo su perpendicularidad y el puente se hizo más amplio, para acoger distintos dispositivos tecnológicos que se empezaron a usar para la navegación, la detección de la pesca y la ubicación de los caladeros: sonda electrónica, sónar, GPS, plóter, radar… El modelo clásico de traíña iba acompañado del bote de cabecero, que aguantaba un cabo al inicio de la faena (hoy no se usa), y el bote de la luz, desde el que un marinero experimentado (lucero), “hacía luz” para atraer a los peces y generar un cardumen que pudiera ser embolsado. Hoy en día esta función se realiza además con potentes focos situados sobre la cabina del puente. El poliéster y el hierro han sustituido a la madera en los llamados “barcos” (traíñas de mayor porte, que pescan en Marruecos y por el Golfo de Cádiz, de unos veinte metros de eslora, con motores de 700 caballos y con tripulaciones de entre 10 y 12 hombres), mientras que las más pequeñas, las “barquillas”, alternan madera y poliéster con tripulaciones de entre 8 y 10 marineros.

Paralelamente, ha existido una flota de botes para pesquerías de proximidad. Se trata de embarcaciones de entre ocho y doce metros de eslora, con puente, aparatos de navegación, y con los dispositivos para largar y recoger los respectivos artes: el palangre se cobra con el halador en forma de disco, mientras que el de los artes de enmalle tiene forma cilíndrica y rematada por un cono. Los que trabajan las redes se reconocen bien por usar un pórtico rectangular a popa, cuadrada, que facilita el largado de las redes, así como por la estiba de los artes en cajones. Por su parte, los de palangre introdujeron la buena práctica de cerrar el barco con toldillas rígidas, tanto por las bandas como por la zona de popa, dejando sin cubrir la parte necesaria para largar los aparejos para dar así cobijo a los marineros mientras realizan las faenas. En esta flota se embarcan dos o tres marineros. También el poliéster viene sustituyendo a la madera en esta flota y, en general, esta transformación está acarreando la pérdida de una de las señas de identidad de las flotas andaluzas, el símbolo de un ojo en la parte delantera de las amuras de la embarcación.

Capítulo aparte merece la flota de las lanchas de la almadraba. Salvo el falucho a motor, que sirve para trasladar todos los enseres durante el montaje y leva del arte y al personal en los días de pesca, las demás embarcaciones son movidas mediante cabos. La sacada, puesto del capitán, es la de mayor porte, con seis o siete palos que se usan en las distintas faenas de cabos durante la levantá, y le sigue la testa. Los copejeadores se ubican tanto en la testa como en los barcos de canto (de fuera y de tierra), con menos eslora y menos palos aparejados. Desde estos barcos se disponen para subir a bordo a los atunes con los bicheros. Las testillas (de fuera y de tierra) auxilian en la faena del cerco final. Otras embarcaciones auxiliares de la almadraba son el barco boya –que señaliza la punta exterior de la rabera de fuera del arte-, las lanchas de los mandos, la lancha del atajo (arte con el que se conduce a los atunes, una vez dentro del cuadro, hacia el copo). Esta flotilla no tiene sistema de propulsión, por lo que debe ser remolcada hasta la almadraba cuando se inicia la temporada de pesca. El resto del año, puede contemplarse fondeada en el muelle del puerto viejo, fluvial, creando una estampa llena de plasticidad.

Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía

Agencia Pública de Puertos de Andalucía Universidad de Sevilla Unión Europea

Consejería de Fomento y Vivienda. Agencia Pública de Puertos de Andalucía

Proyectos de I+D+i 2013-2015.

Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz.