RITUALES
El puerto de Conil abre sus puertas cada 16 de julio a la festividad de la Virgen del Carmen, que se celebra en honor a la patrona de los pescadores. En esta fecha la notoriedad de la actividad pesquera es relegada y se convierte el recinto en centro neurálgico de dicha fiesta transformando por completo el pulso cotidiano del ajetreo de los muelles: los códigos en los barcos, las familias de los marineros con una presencia destacada de jóvenes y mujeres, el ambiente de fiesta, que se refuerza con las barbacoas de pescado y carne asada en playas y cuartos de armadores...
Tras los actos religiosos que tienen lugar en la parroquia de Santa Catalina los días previos, la Virgen es trasladada a la capilla del Espíritu Santo, en el barrio de los pescadores, el día de la festividad. Tras la misa, se produce el traslado de la Imagen de la procesión marítima y su comitiva al puerto pesquero –por la ubicación separada de éste, estamos ante una suerte de romería, aunque motorizada-. Esta imagen se porta sobre unas andas que reproducen un bote marinero y que se adorna con elementos de pesca, tomando protagonismo las mujeres. Durante esa mañana tienen lugar, sucesivamente, una celebración de la palabra, el homenaje al Anciano Pescador y el embarque de la Virgen en un pesquero (últimamente en el falucho de la almadraba).
Si no lo impide el levante, una comitiva de barcos engalanados, entre el estruendo de bocinas, acompaña a la Virgen Marinera hasta aguas próximas del pueblo, hasta que poco antes del mediodía, la Virgen regresa a los muelles y es entregada por la Hermandad al Patrón Mayor para ser custodiada por la Cofradía en la lonja. El barco mejor engalanado recibirá un reconocimiento, y se ofrecía una degustación de sardinas a devotos y visitantes, hoy perdida. Al atardecer, hay una procesión vespertina, con la nueva imagen tallada por Álvarez Duarte y en un paso de mayores proporciones que culmina en la capilla del Espíritu Santo. Los actos terminan a medianoche con fuegos artificiales.
La Cofradía de Pescadores y la Hermandad de la Virgen del Carmen, constituida en 1983 por personas vinculadas al mar, son los artífices de todos los actos. La devoción a la Virgen del Carmen está presente no sólo en estas fechas, sino que es vivida en el día a día por pescadores y familiares que se entregan a su protección en cada salida al mar y así se desprende de los relatos de pescadores que podemos escuchar a pie de muelle, así como por la presencia de una imagen de la Virgen en la lonja (la primera talla que encargó la Hermandad). El caso de Conil muestra cómo esta festividad ha conocido un importante despegue a partir de los años ochenta, precisamente en el momento en que la construcción del puerto permitió ir generando un tejido social y económico que sirviera de base para el ritual.
Otro acto que, aunque de carácter no festivo tiene una evidente dimensión simbólica, es la subasta del primer atún. Siguiendo una inveterada costumbre de la época de los Duques, cuando los primeros atunes se ofrecían al pueblo (incluso se celebraba una romería con banquete ceremonial colectivo) y a instituciones religiosas, el primer atún pescado en la primera levantá es ofrecido a las hermandades de la Virgen, tanto en Conil y Barbate como en Tarifa (Virgen de la Luz), de ahí que se conozcan como “Atunes del Carmen” o de la Virgen. Para ello, se subasta en lonja –suerte que no corre ninguno de sus hermanos- y las empresas almadraberas donan el valor de su venta. Hoy en día, suelen ser restaurantes y empresas de transformación de la zona quienes pujan por la carne roja de estos atunes, para sacarle rendimiento culinario en un momento de gran expectación gastronómica.
Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía
Consejería de Fomento y Vivienda. Agencia Pública de Puertos de Andalucía
Proyectos de I+D+i 2013-2015.
Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz.