OTROS HITOS VINCULADOS A LA PESCA
El origen histórico de la villa y su vinculación permanente a las almadrabas y otras actividades marítimas quedan constatados en una diversidad de elementos en el entorno territorial de Conil. Sobre el puerto, el faro de Cabo Roche se levanta sobre el promontorio a cuyos pies nace el dique de abrigo. Aunque se planeó su construcción desde 1899, no sería finalmente levantado hasta 1986 con la inauguración del actual faro eléctrico automático.
El faro aprovecha una de las torres vigías construidas en el siglo XVI, declarada como Bien de Interés Cultural desde 1949. Si descendemos desde el faro a la dársena del puerto, nos sorprenderá en los meses de otoño e invierno el imponente tren de anclas de almadraba que se extiende junto a la desembocadura del río Roche. El tamaño, las herrumbrosas texturas y colores de estas anclas, el juego de los vientos que nos acerca aromas a pino y a sal no dejan de impresionar al visitante. La estampa se completa con las cuadernas de antiguas embarcaciones desguazadas en el río, reforzando la percepción de que nos situamos en un lugar con historia.
El carácter defensivo y pesquero del poblamiento de Conil queda representado en el juego de torres vigías y de avistamiento de almadrabas que se disponen en este litoral. Fueron clave en el asentamiento –al tener funciones defensivas- y en el desarrollo de las almadrabas de tiro –pues los atalayeros se encaramaban para avistar las “tropas de atunes” que venían por el oeste y señalaban con pañuelos por dónde habían de calarse las redes móviles-. Por todo ello, están catalogadas como Bienes de Interés Cultural.
De oeste a este, tenemos: la Torre del Puerco, protegida desde 1949 y que marca el límite con Chiclana, y la Torre de Castilnovo, además de la ya desaparecida Torre de Conilejo. Se construyeron en el siglo XVI, y acogían dependencias para almadrabas (Castilnovo en los siglos XVI y XVII y la del Puerco en el siglo XIX). El sistema defensivo se completaba con la Torre de Guzmán, enclavada en el castillo-fortaleza que los Guzmán hicieron construir entre los siglos XIII y XIV y que supuso el germen del repoblamiento de la villa, articulando el futuro tejido urbano y dando nombre a la localidad hasta el siglo XVI. En el siglo XIX se dispuso su desmantelamiento, usándose sus piedras para la almadraba de buche que empezó a calarse desde entonces.
También quedan en Conil los marcos, marcas o señalizaciones de la almadraba, hitos de mampostería que los capitanes usaban para calar el cuadro del arte. Se conservan dos en el promontorio de Roche y uno en la playa de Castilnovo junto a la Torre, más otro en el mirador de la Atalaya. Era precisamente el cruce de las enfilaciones de los marcos de almadraba el que se utilizaba para marcar el mojarcio de este arte de pesca.
En torno a la almadraba hay distintos elementos. El más importante de todos es, sin duda, La Chanca, conjunto arquitectónico construido apoyado sobre la muralla, en el siglo XVI, para almacén de pertrechos de almadraba, salazón del atún y de habitación y alimentación de trabajadores. Fue inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz en 2002, con carácter de Lugar de Interés Etnológico.
Junto al promontorio donde se levantó la Torre de la Atalaya, también con funcionalidad pesquera, y desde el que se domina la playa de la Fontanilla, se ha erigido el Monumento al Jabegote, obra del escultor Antonio Mota. Tras la figura del pescador se hallan impresas en un muro huellas de las manos de mayores y niños, a la vez que se enumeran los diversos lances de la jábega en las costas de Conil.
El barrio de pescadores del Espíritu Santo se ubica entre las calles Extramuros y la puerta de Cádiz. Mantiene este barrio un enrevesado trazado irregular de estrechas calles con viviendas humildes, de una o dos plantas, encaladas y que se expanden hacia el interior de un patio común, creando pasajes y ambiguos espacios semipúblicos, donde subsisten algunos pozos, en los que el visitante pierde fácilmente la certeza de donde se encuentra. Algunas de estas casas son todavía viviendas habituales de familias marineras y la referencia a la Virgen del Carmen está presente en muchas fachadas. En un extremo del barrio, junto al edificio de la Cofradía de Pescadores, se sitúa la Ermita del Espíritu Santo, erigida en 1586 en el solar donde se ubicaba la primera Torre Atalaya para el auxilio de las Almadrabas. Aquí recibe culto la Virgen del Carmen y tiene su sede la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen.
El edificio de la cofradía, pese a sucesivas reformas para su adecuación a las instalaciones de la organización y del Instituto Social de la Marina, se erige en el mismo sitio en que fue inaugurado como sede de la Sociedad Sindical de Obreros Pescadores, a partir de 1917, en el núcleo de la “Puerta de Cádiz”. En las oficinas se custodia la maqueta de un bote a vela que se usaba para las clases de navegación de la escuela de pescadores que albergaba el pósito. Frente a la Cofradía, se emplaza el Mirador de los Jabegueros, desde donde tradicionalmente los pescadores comprobaban el estado de la mar. Hoy se ha convertido en un espacio de encuentro para admirar el paisaje y charlar sobre los asuntos de la pesca. Estas tertulias y relatos marineros tienen su continuidad natural en las diversas tabernas que se ubican en este entorno. Junto a la desembocadura del Salado (“Coni” en árabe) se pueden observar los tajos de las que fueron salinas entre los siglos XVI-XIX, de donde se obtenía el producto que se guardaba en los saleros de la Chanca.
Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía
Consejería de Fomento y Vivienda. Agencia Pública de Puertos de Andalucía
Proyectos de I+D+i 2013-2015.
Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz.