REDES Y PERTRECHOS
Los muelles son una oportunidad para contemplar la complejidad de las artes que mantienen viva la tradición pesquera. El trabajo en tierra, del que participan marineros, pescadores, jubilados y jóvenes del pueblo, es imprescindible para armar los artes de pesca y salir a faenar. Especialmente singular en Carboneras es contemplar las labores asociadas al palangre.
Antiguamente el palangre se montaba en grandes capachos de mimbre o de esparto con un borde de anea para engarzar anzuelos. Actualmente, el arte se alista en los cajones, antes cajas de madera, hoy grandes cilindros de red plástica, rematados con una goma en la que fijar los anzuelos. Con soltura, los “marineros de tierra” introducen la madre, cordel principal de unos 2,5 cm de grosor, en el capacho o cajón. De la madre penden las tripas, el hilo que soporta los anzuelos, también llamado brazoladas. A este conjunto lo denominan los pescadores jarcia. La separación entre las tripas, para que no se enreden los pescados capturados, tiene que oscilar entre 10 y 15 brazas y cada palangre puede tener entre 2.000 y 5.000 anzuelos, que varían de tamaño en función de la especie a capturar (pez espada, atún en meses estivales, bonito). Las unidades de palangre se dejan preparadas en los capachos o cajones, en los que la madre se ordena en círculos. Una vez en alta mar, queda la tarea de fijar en los anzuelos la “carnada” o cebo (algarines, potas, calamares, caballas y bogas). Mientras el barco navega a rumbo con poca velocidad, se arría el primer gallo con su cabo correspondiente, a partir del cual se larga el aparejo, que queda a la deriva. Para el pez espada, el palangre se cala de madrugada y se recoge después de siete u ocho horas, pues la madre puede tener entre 20 y 25 millas de longitud. Los gallos se iluminan con pequeñas bombillas que destellan intermitentemente, los llamados “chispitos”.
Los buques artesanales que van al palangre usan el palangrillo, aparejo de fondo o de entreaguas (para lo cual intercalan boyas a cada varias brazoladas), con el que se pescan distintas especies como voraces, besugos, brecas con anzuelos de pequeño tamaño cebados (sardinas, moluscos troceados, bogas…). Estos palangres se denominan finos por el grosor de sus hilos, mientras que los palangres gordos son más gruesos para anzuelos de mayor tamaño, también cebados, para brótolas, meros, pargos…, en fondos rocosos. Estos artes se suelen levar por la mañana, habiéndose calado a prima o a alba en función de tipo de fondo, en los reviros de marea.
El paseo por el muelle también permite contemplar las redes de la flota artesanal, las nasas y pulperas y las cestas de armado del palangrillo. Jibieras, redes de salmonete, redes de cigala, redes de breca, pijoteras y melveras son cuidadas, remendadas y armadas con esmero por los propios marineros. Los artes de arrastre y de cerco, flotas minoritarias en el puerto, las trabajan rederos que vienen de Garrucha. Otras veces, los mismos armadores se desplazan a la localidad vecina para reparar sus artes. Alrededor de los útiles de pesca -las redes cubiertas de lonas, o guardadas en cajas de plástico, así como los cajones custodiando las nasas-,se producen animadas charlas, espacios de intercambio y trabajo, donde todos los implicados en las tareas de la mar se dan cita diariamente.
Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía
Consejería de Fomento y Vivienda. Agencia Pública de Puertos de Andalucía
Proyectos de I+D+i 2013-2015.
Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz.