LA ATUNARA

PESQUERÍAS

El puerto de La Atunara se caracteriza por un sector pesquero que reproduce los elementos de una flota artesanal, con pequeñas embarcaciones familiares que han dado sustento a sucesivas generaciones.

Alijado de las capturas

Tarea de alijado de las capturas (descarga).

Tareas de desmalle y clasificación del pescado

Tareas de desmalle y clasificación del pescado. Autor: Manuel Benítez.

Moluscos bivalvos

Las pesquerías predominantes de los rastros remolcados son moluscos bivalvos. Autor: Manuel Benítez.

Cajas de pescado listas para ser descargadas

Cajas de pescado listas para ser descargadas. Autor: Manuel Benítez.

Limpieza y preparación de volaores

Limpieza y preparación de volaores. Autor: Manuel Benítez.

Pesqueros regresando al puerto

Pesqueros regresando al puerto. Autor: Manuel Benítez.

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La mayoría de las embarcaciones se dedican al marisqueo con rastro remolcado, siendo las pesquerías predominantes moluscos bivalvos como el corruco, la concha fina, la almeja o la chirla (la mayor parte de esta producción se destina a la industria conservera, suministrando su producción a Ubago). Las aguas próximas a Gibraltar ofrecen caladeros estupendos para la concha fina, molusco muy vistoso por su gran tamaño.

Los rastros se combinan con una impresionante diversidad y riqueza de artes de enmalle como el trasmallo, la sorta, la red de la cigala, la rachera, la melvera y el arte del jurel, y el sardinal, así como artes de palangre y pulperas, siendo la melva, también dedicada a las plantas de la conservera, su principal producción.

En un ciclo sin fin, de pescadores a compradores, por la lonja discurren diversidad de pesquerías: noviembre y diciembre es la temporada del jurel, el salmonete, la breca, el lenguado y el merito; agosto la de la cigala y la gallineta; en primavera la lonja se llena de jibias y lenguados. Entre junio y septiembre la sardina capturada con sardinal (modalidad de pesca vinculada a la tradición local) espera a ser asada en las brasas de los espetos. Esta variedad es el reflejo de la diversidad de técnicas artesanales, característica de los puertos mediterráneos, donde se siguen conservando formas y artes de pesca bien adaptados a las diferentes especies y sus comportamientos. De agosto a octubre, se va a la melva o a la caballa grande con la melvera, para suministrar a la conservera.

Aunque su importancia económica no es tan relevante como la de otras pesquerías, la práctica de salado y secado de los voladores, entre mediados de julio y agosto, es compartida por familiares y amigos, lo que la ha convertido en la actividad con mayor carga simbólica de la localidad. Tanto los volaores como el resto de pesquerías artesanales constituyen un marco que activa la vida del espacio portuario integrándolo en su entorno y generando sinergias sociales, donde participan familiares, vecindario y pescadores, constituyéndose como elemento sobre el que construir y percibir su identidad social. Las gentes de La Atunara hablan con orgullo de una “pesquera bonita y familiar que no hay en otros sitios”. Pescadores como José, explican que cuando era niño no quería ir de vacaciones porque prefería quedarse para el volaor.

La pesca del atún, que dio nombre al primer asentamiento en la zona, es hoy testimonial. La almadraba de revés (para capturar sobre todo atuarros y melvas que se dirigían hacia el Estrecho de Gibraltar) dejó de calarse en 1994.

Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía

Agencia Pública de Puertos de Andalucía Universidad de Sevilla Unión Europea

Consejería de Fomento y Vivienda. Agencia Pública de Puertos de Andalucía

Proyectos de I+D+i 2013-2015.

Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz.