OTROS HITOS VINCULADOS A LA PESCA
El referente que identifica a la localidad es, sin duda, el faro. Ubicado en la Punta del Perro, donde culmina la Playa de las Canteras, es el más alto de España con 62,6 metros de altura, el tercero de Europa y el quinto del mundo: hay que subir 322 escalones para llegar a la linterna. El faro fue proyectado por Eduardo Saavedra e inaugurado en 1867. Destaca el color suave de la sillería de su esbelta torre. Con un alcance de 25 millas, fue electrificado en 1942 y en 1963 se sometió a una gran reforma, instalándose una nueva óptica. Hoy es objeto de visitas guiadas.
A siete kilómetros frente a la Punta del Perro se encuentra la Piedra de Salmedina, arrecife que en pleamar se convierte en un peligro para el tráfico marítimo, como lo atestiguan los numerosos pecios en la zona y naufragios documentados en el Archivo de Indias. Actualmente la piedra está señalizada por la baliza de Salmedina –como lo pudo haber estado en época romana.
El “muellecito” es un antiguo embarcadero de la localidad, hoy unido al calón del corral La Longera. Se conservan restos visibles de este pequeño muelle, que destaca por su perfil rectilíneo, utilizado para carga y descarga de vinos, frutas, tomates y otros productos del campo. Posteriormente, se ha utilizado como trampolín y zona de juegos por muchas generaciones de chipioneros y turistas durante la pleamar.
La ermita del Cristo de la Misericordia acoge al Cristo de esta advocación, talla anónima del s. XVII. La fe popular hizo que procesionase esta imagen en rogativa, el 1 de noviembre de 1755, para evitar la inundación temida por el maremoto de Lisboa. En el interior de la capilla del Cristo de las Misericordias aún se conserva un exvoto al óleo que hace alusión al maremoto.
La Cruz del Mar es otro hito emblemático en la memoria de los chipioneros. Se trata de una cruz de hierro sobre una columna ubicada en la antigua “Puerta del Mar” (por la que entraban las mercaderías desembarcadas en el muellecito), que conmemora el suceso del maremoto, frente al limpio situado entre los corrales de El Trapo y Longuera. Se sitúa sobre el malecón que protege al caso urbano y hoy es un lugar donde los chipioneros acuden para pasear, conversar y disfrutar del paisaje.
El Santuario de la Virgen de Regla es un cenobio fundado por monjes agustinos, vinculado a los orígenes de la población, desde principios del s. XIV, y a las dos grandes familias vinculadas con el poblamiento cristiano de esta localidad, los Ponce de León, Señores de Rota, y los Guzmán, de Sanlúcar de Barrameda, quienes los dotaron con el dominio de corrales de pesca para su subsistencia. Alberga a la Virgen de Regla, imagen del s. XIII que pertenece al modelo de vírgenes negras. Históricamente, pescadores y navegantes han frecuentado el santuario de Regla, donde se conserva multitud de exvotos con los que se agradecen favores que se consideran fruto de la mediación de esta Virgen “marinera”, antes de que el culto a la Virgen del Carmen se extendiese. Por su ubicación, justo en la desembocadura del Guadalquivir, los barcos que iban o venían de América, saludaban a la Virgen, cuyo santuario era lo último que veían antes de adentrarse en el océano. El primer santuario de Nuestra Señora de Regla se levantó sobre la antigua fortaleza de los Ponce de León en el siglo XIV. El Patio Mudéjar, de estilo gótico-mudéjar, corresponde a la época dorada de los Ponce de León y puede ser fechado a mediados del siglo XV, si bien la edificación que se contempla hoy es de estilo neogótico, construida a principios del s. XX, cuando el convento era ya gobernado por la comunidad franciscana, asentada desde los años ochenta del s. XIX tras la exclaustración de los agustinos.
La imagen de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, se encuentra en la Parroquia de Nuestra Señora de la O. La Parroquia de la O fue construida en el siglo XVI, siendo de estilo gótico tardío, si bien ha sido profundamente remodelada con elementos barrocos, a partir del s. XVIII.
El castillo está asentado sobre un promontorio rocoso batido por el mar. La fortaleza fue declarada como Bien de Interés Cultural en el año 1985, y en el año 2000 el ayuntamiento lo incorporó al patrimonio municipal, inaugurándose el 30 de abril de 2009. Parece ser una construcción originaria del siglo XV y sus usos han sido diversos a lo largo de su historia: sala capitular del consistorio, residencia del párroco de la villa, cárcel local durante los primeros años del siglo XVIII, cuartel de la Guardia Civil a finales del siglo XIX y hotel durante los siglos XIX y XX. Actualmente acoge en su interior el Centro de Interpretación “Cádiz y el nuevo mundo”.
Existen distintos hitos que sólo quedan en la memoria de los pescadores. En primer lugar, "El Barrio", donde habitaban los pescadores y que fue completamente reconstruido con el boom inmobiliario, para que los pescadores se trasladaran a la barriada Camacho Baños. Del mismo modo, la Caseta Salvavidas, demolida en los años 60, era una construcción mudéjar de finales del siglo XIX, que albergaba un barco salvavidas. También perviven en el recuerdo distintos bares donde se reunían los pescadores y marineros: el chiringuito de Luis, el bar de Frasquita, donde los marineros se sentaban en las vértebras de una ballena; o el bar de “Lola la de los brillantes”.
Los corrales de pesca constituyen sin duda el paisaje cultural más característico de las costas de Chipiona, tanto al norte, en la Punta del Montijo (corral de Montijo), como en las playas entre el puerto y las canteras (Longera, Trapo, Cabo, Nuevo), como en el frente sur, rectilíneo, en dirección a Rota, al sur del Santuario, en las playas de Camarón y Tres Piedras (Mariño, Canaleta del Diablo, Chico y Hondo). Los corrales son artes pasivos de pesca, situados en zonas de costa con un fondo rocoso y plano, que se construyen con piedra ostionera, que va soldando por la acción de ostiones y otros seres marinos, de ahí que los mariscadores locales la denominen “piedra viva”. Aprovechan la diferencia de la marea, para capturar las especies que quedan atrapadas cuando el corral queda en seco gracias a los caños, valiéndose para ello de algunos elementos arquitectónicos, tanto naturales (solapes, piedras, hoyos), como artificiales (jarifes, atajos-piélagos, estribos), en los que se refugian las especies (lisas, gobios, sapos, rascacios, morenas, robalos, bailas, salemas, sargos, lenguados, chocos, pulpos, cangrejos de diversos tipos, entre otras muchas). Al ser zonas de cobijo, en los corrales abunda la ova y los alevines, lo que atrae a distintas especies de aves marinas y limícolas, mostrando así el alto valor ecológico de este espacio.
Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía
Consejería de Fomento y Vivienda. Agencia Pública de Puertos de Andalucía
Proyectos de I+D+i 2013-2015.
Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz.