ISLA CRISTINA

PRESENTACIÓN

Los orígenes y la historia de Isla Cristina están vinculados inexorablemente a la pesca y a la industria de salazón de sardinas y atún. Tras el terremoto de Lisboa, en 1755, se reconfiguró la costa onubense, formándose una pequeña isla en el lugar donde se emplaza actualmente la localidad. Fue entonces cuando se reanimó el tráfico de salazón de especies pelágicas hacia el Mediterráneo, promovida por fomentadores catalanes y levantinos, que terminaron asentándose en la zona. El nuevo poblamiento se denominó La Figuereta o La Higuerita, en referencia a una pequeña higuera próxima a un pozo de agua. Cambiará el topónimo a Isla Cristina en 1834, en agradecimiento a la Reina María Cristina por la ayuda prestada en un intenso brote de cólera. Así, la higuera, el pozo, el mar, las embarcaciones y una corona son los símbolos que conforman el escudo isleño.

Puerto de Isla Cristina

Vista del puerto desde el río Carreras.

Croquis topográfico de Ayamonte 1811

Croquis topográfico de Ayamonte. Antonio del Valle Ayte. 1811.

Plano Isla Canela 1811

Plano de la Ysla de Canela y sus inmediaciones. 1811.

Ortofotografía 1956

Ortofotografía de 1956.

Ortofotografía 1977

Ortofotografía entre 1977 y 1983.

Ortofotografía 2010

Ortofotografía entre 2010 y 2011.

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Desde su fundación, la Higuerita se convertirá en referente de la pesca en el Occidente andaluz, estando documentada la actividad de su lota desde el inicio gracias sobre todo a la producción de las jábegas. Un referente que expresaba la importancia de la subasta del pescado fue la campana con la que se concitaba a los compradores cuando llegaban los buques. Fomentadores catalanes exportaban el pescado salado hacia el levante, hasta principios del s. XIX, cuando serán sus descendientes, junto a población del entorno, los que se dediquen a esta actividad como población asentada. Históricamente, en todo el frente costero entre el Guadiana y la ría de Huelva, ha habido pesqueros de almadrabas. Aquí se instaló la primera almadraba fija o de buche del atlántico meridional (en el Terrón), en el s. XVIII, de la mano de los Duques de Medina Sidonia. A finales del siglo XIX, los propios isleños transformarán la flota al introducir la tarrafa (arte de cerco) para la pesca de la sardina y caballa, asociada a fábricas de salazón y conserva. Toda esta actividad pesquera favoreció el tráfico de cabotaje a vela, con laúdes, para trasladar el pescado a otros puntos de la costa, hasta el litoral mediterráneo e incluso África, entre 1820 y 1920, cuando serán sustituidos por vapores, primero, y por ferrocarril y transporte terrestre después.

Entre finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, Isla Cristina será un referente de la industria conservera, como lo demuestra su configuración urbana, definida en torno a estas actividades, a partir de innovaciones introducidas desde Francia e Italia. Las salinas llegaron a ocupar el 30% de las marismas del entorno hasta mediados del s. XX, y las carpinterías de ribera y los talleres de boteros proliferaban para la construcción de los envases para el transporte del pescado (botas, pipas, tabales…). El Consorcio Nacional Almadrabero (1928-1971) decidió ir desmontando las almadrabas onubenses, a favor de las gaditanas por su mayor productividad, permaneciendo Isla Cristina como centro de producción conservero y Nueva Umbría (Cartaya) como puesto de pesca. Por ello, todas las conserveras y charangas de salazón, excluidos del régimen monopolista del Consorcio, iniciaron una intensa oleada de protestas, sin resultado. A lo largo del s. XX, la industria de la sardina y otras especies pelágicas subsanó el declive del atún, gracias a un crecimiento consistente hasta los años setenta. Las dificultades de acceso a los caladeros de Marruecos desde esa época se convertirán en el principal obstáculo para el sostenimiento de la industria pesquera, y desde ese momento, serán el arrastre y la flota marisquera quienes tengan una mayor importancia.

El puerto de Isla Cristina, ubicado en la ribera de la ría Carreras, se desarrolla con el inicio de la actividad pesquera y el comercio impulsado por la manufactura del pescado. La ubicación de edificios industriales en las proximidades de los muelles de descarga de pescado condujo a labores de relleno de las riberas del Carreras, generando así un territorio portuario en el que se desembocaban las principales vías urbanas. Antes de la construcción de los muelles, las empresas construían pequeñas instalaciones para las descargas de pescado, que sólo se podían utilizar con condiciones favorables de marea. A mediados del s. XIX Pascual Madoz indica que se trata de un puerto seguro, “fabricado por la naturaleza y perfeccionado apenas por el hombre”.

Actualmente el puerto pesquero de Isla Cristina se posiciona como el primer mercado en origen de Andalucía, gracias a una diversa flota con barcos de arrastre, draga hidráulica y rastros, cerco y artes menores. Son 166 buques que se caracterizan por la potencia de los motores de arrastre y cerco, o el creciente número de dragas hidráulicas y rastros remolcados. La sardina, la chirla y la gamba blanca son las principales especies comercializadas en la lonja.

Complementariamente, existen dependientes de este puerto dos instalaciones deportivas. En la Punta del Caimán se inició la construcción de un puerto deportivo en 1992, para albergar más de 200 amarres naútico-recreativos. En la otra banda, frente a la Punta del Moral, se inauguró otra dársena deportiva en 2000, Marina Isla Canela, con 231 puntos de atraque, consolidando así la oferta recreativa en un centro estratégico de turismo costero.

Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía

Agencia Pública de Puertos de Andalucía Universidad de Sevilla Unión Europea

Consejería de Fomento y Vivienda. Agencia Pública de Puertos de Andalucía

Proyectos de I+D+i 2013-2015.

Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz.