LONJA
La mitad de la producción de la lonja abderitana (2013) está constituída por la sardina, el salmonete, el pulpo, la gamba y el jurel blanco. Actualmente, a pesar de su declive, la flota de cerco continúa siendo la más importante, compartiendo puerto con la flota artesanal y las embarcaciones de Motril. Las capturas de cerco son las principales en cuanto a toneladas. Por el contrario, las de la flota de arrastre y de artes menores, menos representativas en cantidad, son las principales en cuanto a valor económico producido en la subasta.
Actualmente la lonja abderitana se caracteriza por su variedad, gracias a la oferta de las distintas pesquerías. Además de las especies mencionadas, podemos ver caballas gambas rojas, cigalas, jibias, merluzas, rapes, peces espada, bacaladillas, peces sables, brótolas de roca y de fango, melvas, quisquillas, alachas y pintarrojas.
Existen dos ventas, una a primera hora de la mañana (7,00) para la flota de cerco y otra por la tarde (17,30) para las flotas de arrastre y artesanal. La limpieza y repliegue de las redes de cerco colgando de la pluma, con los marineros a bordo y el amanecer de fondo, es una imagen singular que anuncia que, para los pescadores de cerco, la jornada termina con los primeros rayos de sol. En la lonja de Adra amanece temprano. Desde las cinco de la mañana vienen entrando las primeras traíñas.
Con la llegada a puerto desembarca la tripulación (entre 10 y 12 marineros), que todavía viste la ropa de agua de llamativos colores. Se inicia la frenética actividad de alijo de las capturas entre el cantil del muelle y la sala de subasta. Unas veces, las capturas llegan clasificadas en alta mar por especies y tamaños; otras se clasifican en cubierta con la embarcación amarrada en puerto. Después de la descarga, el barco “hace” el hielo y el gas-oil para la siguiente jornada que empezará al atardecer. Es un ritmo continuo, repetido y acelerado.
Al otro lado del muelle, a la espalda de la lonja, el personal de los saladeros recibe las capturas, les cambian el hielo y las empacan para su traslado en vehículos isotermos que los mayoristas que las han adquirido se encargan de exportar tanto al Norte de la península como a Italia. Por la tarde venden vacas de arrastre y artesanales, con un circuito comercial más complejo, pero con predominio de minoristas (que acaparan casi las tres cuartas partes de las ventas de Adra) para abastecen el mercado local y comarcal (salmonetes, merluzas, jibias, pargos, gambas blancas, gambas rojas, pulpos, etc.).
En el siglo XIX, la sal era el elemento indispensable para la conserva del pescado. Cubierta la demanda local, los arrieros o trajinantes trasladaban el pescado no vendido al “toldo de pescado” o “alfolí de la sal”, almacén de pescado perteneciente a la Corona, aledaño a la Puerta del mar. Éste era el lugar donde el pescado se sazonaba en pilas o zocones. Los tiempos de intercambio entre tierra y mar se conservan en la memoria de algunos pescadores. Los arrieros acudían a las playas con los productos del interior -aceite, pan, trigo y otros comestibles- y volvían con las yuntas de mulas cargadas de pescado para venderlo a los pueblos vecinos. El protagonismo que tuvo entonces la sal lo tiene hoy el hielo, cuya fábrica se sitúa estratégicamente aledaña a la lonja, para abastecer tanto a armadores como a compradores y exportadores.
Al calor de este vertiginoso y reiterativo trajín del alijo del pescado, acuden a la lonja jubilados, familiares y curiosos atraídos por este mundo pleno de relaciones, de códigos compartidos, de significados, de sensaciones, con las que construyen su identidad las familias pescadoras de Adra.
Atlas del Patrimonio Cultural en los Puertos de Interés Pesquero de Andalucía
Consejería de Fomento y Vivienda. Agencia Pública de Puertos de Andalucía
Proyectos de I+D+i 2013-2015.
Dinamización de los enclaves pesqueros del Sistema Portuario Andaluz.